Santos y jueces
«¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?»

1 Corintios 6.2

Lectura: 1 Corintios 6.1-11

Me imagino que en casi todo grupo existe por lo menos un individuo que no se considera muy importante por los demás. Esta persona no más no alcanza tener mucha estima en el grupo.

Tal vez sea callado o tímido. Pueda ser lento con sus palabras y no muy presto para pensar rápido. Tal vez tenga la tendencia de ser humilde «de más» o de estar deprimido. O pueda ser que parezca faltarle sabiduría o aun inteligencia.

¿Cómo nos relacionaremos con tales?

¿Cómo los hemos de valorar?

«Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia?» (4).

¡Imagínate no más!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *