Heredero . . . ¡de Dios!
«Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.»

Gálatas 4.7

Por decirme la verdad, algunos son mis amigos . . . si lo que me dicen me es agradable y dulce.

Por decirme la verdad, otros son menos que amigos . . . porque lo que me dijeron me fue desagradable y amargo.

¿Será eso cierto? ¿De veras soy yo así?

Pensé en eso al leer esto:

«¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?» (Gálatas 4.16).

No quiero reaccionar así.

Quiero aprender de Cristo como se ha de recibir lo que otros me digan, sea dulce o sea amargo.

Quiero ser uno que acepta y aprende de la verdad, aun cuando esa me sea desagradable.

Quiero amar la verdad. Y también al que me la dice.

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