Llamado
«A lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.»

2 Tesalonicenses 2.14

Amanecí con el corazón pesado y angustiado. Y algo confundido también.

¿Qué más haré para solucionar los problemas que enfrento en la iglesia?

¿Cuáles pasos me faltan para tomar para llegar a la paz con ciertos hermanos en mi congregación?

¿Cómo venceré los malos sentimientos y sospechas que siento a veces? ¿Y que sienten otros acerca de mí?

¿Qué más podré hacer para sanar mis heridas y las heridas de otros, especialmente las de mis supuestos adversarios?

«Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra» (2 Tesalonicenses 2.16,17).

¡Gracias a Dios por esos versículos!

Me rindo otra vez a su obra en mí.

Espero de El tanto consolación como sabiduría.

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