Sin desmayar
«Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra si mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.»

Hebreos 12.3

Estos días siento mucho el peso de esta vida en carne humana.

Físicamente — cansado y medio enfermo, batallado con insuficientes fuerzas y demasiados malestares.

Moral y espiritualmente — bajo ataques y tentaciones constantes y diversos.

Económicamente — el trabajo no rinde suficiente, el dinero no alcanza, las deudas no retroceden, el día no parece disminuir los quehaceres.

¿En qué, pues, enfocaré?

¿A qué le pondré mayor atención y esfuerzo para poder salir adelante en ánimo y victoria?

«Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (Hebreos 12.1).

¡Gracias a Dios por el ánimo de este versículo!

No es necesario que lleve todo el peso de lo que es vivir en este mundo en carne humana. Sí, Dios requiere que sea fiel a mis responsabilidades. No, El no quiere que intente eso solo y en mis propias fuerzas.

Permitiré que El me ayude con mi carga. Clamaré a El por apoyo, ayuda, y fuerza. Cualquiera que sea mi lucha o mi carga o mi flaqueza, descansaré en la gracia de Cristo.

¡Que El me ayude a poner (y volver a poner) mis ojos en Jesús!

Así seguiré corriendo esta carrera.

Y así terminaré en victoria.