¡Soy labranza de Dios mismo!
«Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.»

1 Corintios 3.9

Lectura: 1 Corintios 3

En mi vida en tenido el privilegio de ser uno que planta la semilla del evangelio de Cristo. También se me ha concedido el honor de ser un regador de las plantas ya brotadas.

En mis momentos débiles, ¡qué importante me creí!

Bueno me fue considerar este versículo:

«Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento» (7).

No quiero ser egoísta ni orgulloso ni muy creído.

Quiero ser humilde, dirigiendo a Dios la gloria y el reconocimiento. ¡Son suyos, no míos!

De El son la semilla, el terreno, el sembrador, el regador, la planta, el crecimiento, y el fruto.

¡A El sea la gloria, no a mí!

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